¡Por favor escúchame mi amor!

Es absolutamente encantador estar enamorad@s. Nuestra relación con ese ser que nos conquista a cada momento es como un tejido en donde cada fibra se amarra a lo más profundo del alma, pero ese tejido se puede deteriorar por falta de cuidado y de escucha, es por ello que siempre debemos estar atent@s para reparar lo que se ha debilitado en nuestro idilio.

Debemos escuchar a nuestro amor en todo momento

El Edén del amor se empieza a desteñir cuando no tenemos los oídos del corazón listos para escuchar la voz de nuestr@ amad@ y nos convertimos en un enredijo mal oliente de orgullos que sólo tiene espacio para ruidos y rencores.

Tod@s miramos la vida de formas diferentes y lo que puede parecer obvio para un@s, no lo es tanto para otr@s. Nos la pasamos de suposiciones en suposiciones dando por hecho que el mundo lee nuestros pensamientos y actúa conforme a ello. Empero, la verdad es que si no hablamos, si no dialogamos y nos hacemos escuchar, nadie tiene por qué entendernos. Así que si nuestra pareja no adivina nuestros sentimientos, no es porque se le “haya cerrado el entendedero” como se dice comúnmente por ahí, sino porque nosotr@s no nos hemos expresado de una forma efectiva.

Los seres humanos vivimos en el vicio de permanecer en la no escucha: decimos amar pero nos ponemos unos tapones en los oídos cuando la “cosa se pone fea”, de forma tal que no dialogamos con ese otro corazón que al igual que el de nosotr@s, no es perfecto: comete errores pero a la vez cuenta con que nuestra alma tenga la generosidad suficiente para ser comprensiva con su sentir.   

Si sabemos escuchar, entonces sabremos amar

Aprendamos a escuchar y a ser escuchad@s, pero de forma sincera, sin gritos, sin ganas de discutir o buscar culpables. Sólo con el ánimo de amar y mejorar nuestra relación de pareja. Si tu abres tu corazoncito, tu amad@ te corresponderá con igual bondad y podrán hablar con paz de aquella situación que les perturba, amb@s confiad@s en las palabras del o la otra, porque de nada sirve dialogar cuando la confianza escasea, cuando no eres capaz de creer y todo lo pones en tela de juicio. 

“Cielo, yo sé que a veces es difícil escucharnos: la rutina, los problemas, las omisiones, el orgullo, las obligaciones que nos absorben... Por ello hoy te pido ¡por favor escúchame! Dame la oportunidad de ser en ti y date la oportunidad de ser en mí, para que jamás nos separen los silencios y las omisiones que marchitan el alma”. 

Con el alma llena de amor...
Lluvia