Mujeres que espantamos a los hombres que amamos

*Un artículo especialmente dirigido a Mujeres. Pero tú también puedes encontrar algo interesante en él.

No es bonito estar lejos de quien amamos...

Es muy contradictorio estar lejos de la persona que amamos. Cuando nos enamoramos, quisiéramos que el ladrón de nuestro corazón siempre nos acompañe, nos brinde una sonrisa al atardecer, una palabra que nos haga sentirnos amadas o simplemente una mirada que nos recuerde el inmenso sentimiento que gracias a él hoy guardamos en nuestro pecho. Sin embargo, a veces nuestras formas de proceder no son las más adecuadas, razón por la que terminamos espantando al hombre que amamos.

Y no hablo de aquellas mujeres que esconden sus defectos con el fin de siempre verse perfectas para luego, darle tremendo “batazo” a su pareja. Tampoco hablo de las mujeres que a ciencia cierta hacen hasta lo imposible por alejar a un galán de sus vidas. Hablo de las mujeres que de forma inconsciente, mandan a “freír espárragos” a quien aman. Es muy raro que hagamos eso, ¿no lo creen?

Por miedo, terminamos por espantar al amor

Por lo general, cuando intentamos espantar al hombre que amamos, no lo hacemos haciendo el mejor de los shows a partir de nuestros defectos, ni ocasionando sustos de primera categoría. No, no somos tan evidentes y menos cuando aquel ser nos roba pensamientos especiales. Nosotras somos un poco más sutiles y hacemos desprecios menos “abruptos”: fingir que tenemos un nuevo amor o estamos saliendo con alguien, hacerle creer a aquel hombre que estamos mejor sin él, ahorrarnos un par de saludos para que él no crea que “es muy importante” para nosotras, obviar cosas que ya conocemos para hacernos las desinteresadas, responder de forma fría en una conversación con el fin de que no se nos note “la pendejada”… Me podría quedar todo el día enumerando síntomas…

Pero mis bellas mujeres, ¿qué tal si ya dejamos de dárnoslas de “temerarias”? El hecho de espantar a los hombres que amamos evidencia dos tristes acontecimientos que están pasando en nuestras vidas: el orgullo y el miedo. Orgullo porque no queremos seguir siendo vistas como las tontas del paseo, no queremos que aquel hombre piense que puede hacer lo que se le da la gana con nosotras y sentimos mucho miedo, miedo a ser lastimadas, a que nos dañen el corazón y ya no queramos volver a amar en nuestra existencia…

Todo sería más sencillo si supiéramos que los sentimientos de aquel hombre hacia nosotras son sinceros, es que si él hiciese algo que en realidad nos hiciera sentir amadas, que nos convenciera de que él desea construir un bello universo de amor con nosotras, ¡Todo sería más sencillo! Ya no le huiríamos como locas y mucho menos le espantaríamos… Pero el asunto mis valiosas amigas es otro… Claro que nos ayudaría y mucho, el hecho de que nuestro amado abriera su corazón y nos hablara con sus sentimientos en la mano, lejos de la niebla que a veces nos rodea. Pero no nos digamos mentiras, si nos sentimos inseguras, ningún caballero en su corcel podrá hacer algo para ayudarnos.

No hay espantos que el verdadero amor no pueda acabar

Es natural que no queramos sufrir, pero no podemos andar con un sello en las manos que clasifique como “dolorosa” cada oportunidad que llega hasta nosotras. Es extraño repeler lo que amamos, no en vano dicen por ahí “porque te quiero, te aporrió”. Lo que debemos mirar, más allá de todo esto, es si ello nos hace felices o por el contrario, es un chuzón que nos infecta el espíritu. Si seguimos con ésa actitud, puede que algún día nos arrepintamos de lo que dejamos atrás por miedo a amar y a acabar con nuestra autoestima, puede que nos llenemos de culpas y nuestros recuerdos sean sumamente frustrantes.

Hombres, si hay una mujer que los espanta, piénselo dos veces antes de abandonar la contienda. Tal vez ella esté esperando a que ustedes les abran su corazón para no tener dudas de “lanzarse cuesta abajo”. Si de verdad aman, ablanden a esa piedra de mujer.

Mis queridas amigas, los miedos pueden ser muchos, pero nada justifica hacerle daño a quien –puede ser- una gran persona para nuestras vidas. Es hora de que dejemos de jugar al amor y maduremos, porque el mejor consejo para dejar de espantar al hombre que amamos, es aprender a amarlo.
No hay espantos que el verdadero amor no pueda acabar.

Con inmenso amor...
© Lluvia