Debemos aprender a decir adiós a un amor

No quisiéramos que fuese así, pero el amor por ese ser que creíamos tan especial e indispensable en nuestras vidas puede terminar. Todo en este mundo acaba, por eso no hemos de depender de nadie para existir, no hemos de absolutizar a alguien en nuestro corazón, porque cuando este se vaya, nos podemos quedar totalmente vací@s y tristes. Somos invaluables seres humanos, por lo cual hemos de decir adiós cuando una relación de pareja se nos ha convertido más en un castigo que en una bendición.

Si nos aferramos a lo que no existe, perderemos.

Decir adiós no es fácil: con esa acción no sólo despedimos a una persona muy especial, sino también a una parte de nosotr@s mism@s y a un episodio de nuestra existencia. Todo cambia, y a veces el desajuste que queda en el alma nos puede dar no muy gratas sorpresas, pero siempre será mejor un volver a empezar que intentar resucitar una relación que ha muerto.

No te aferres a lo que no fue.
Evita sufrir más de lo que debes, evita llorar más de lo que debes. En cuanto más niegues lo que está pasando, más se te hará difícil desprenderte de ello. No puedes negar la realidad: sea por lo que sea, esa relación que en un tiempo te llenó de tantas alegrías ya no está; sólo estás intentando ver a su fantasma.

Es mejor llorar unos días que padecer años.

Hay oportunidades en las que todos los caminos conducen a un adiós.

Cuando después de intentarlo todo por restituir lo perdido, cuando la desconfianza gana la batalla, cuando la traición siembra un dolor innombrable, cuando el tiempo convierte la primavera en otoño… Es hora de decir adiós, lo que no significa que no hayamos luchado, sino que tenemos la suficiente sabiduría para dejar ir antes de reprimir.

Hemos aprendido cosas muy valiosas, entre ellas que es absurdo continuar con una relación de pareja que ya no nos aporta nada como seres humanos, que nos atormenta y nos llena de tristezas a diario. Decir adiós no es más que la aceptación de lo que sucede con un presente que no nos agrada: ¿para qué seguir sosteniendo lo inexistente? ¿Por qué no nos ahorramos un par de tristezas? ¿Para qué seguirnos haciendo la vida difícil? ¿Acaso no merecemos algo mejor?

Dar un paso hacia el adiós.

Debemos empezar por aceptar lo que está pasando: la relación ya no nos llena, ya no nos hace felices… Tampoco se ha podido solucionar lo acontecido a pesar de las mil y un formas que nos inventamos para reparar lo roto… ¿Entonces? Por el amor que alguna vez tuvimos, hemos de decir adiós.

Decir adiós es una muestra de madurez  y sabiduría.

El adiós no significa olvidar a aquella persona que fue tan importante, sino aceptar que la vida nos ha llevado por diferentes rumbos y por ello debió perderse la relación amorosa que un día se tuvo. Hemos sido madur@s para enamorarnos y construir una relación de pareja. Ahora, hemos de serlo para decir adiós, para saber que cuando algo termina, lo más correcto es dejar ir y pasar el capítulo en nuestras vidas.

Nadie dijo que sería fácil, pero es mejor aprender a decir adiós que aprender a sufrir mientras se niega lo que sucede, ¿no lo crees? Di adiós a quién fue tu amor, ello no sólo es sabio, también es el inicio de nuevas oportunidades para tu vida.

Con amor elevado al infinito...
© Lluvia