¿Quién soy yo?

Somos únic@s, somos sencillamente diferentes al resto de personas del mundo, hemos construido nuestra vida a mano, hemos tejido cada pedazo de nuestro corazón con esmero e ilusión; hoy, el resultado de tantos esfuerzos sonríe con nosotr@s y nos acompaña a cada instante, por eso siempre hemos guardado ese precioso tesoro que tenemos por alma.

Nosotr@s somos fruto de nuestro contexto...

A veces no reconocemos la inmensa valía que brilla tras nuestra mirada, pero al preguntarnos “¿Quién soy yo?” siempre encontraremos nuevas razones para adornar nuestros cielos con hermosas estrellas. Desde chic@s, hemos edificado lo que somos, nuestra personalidad ha sido fruto de las innumerables variables a las que nos hemos visto sometid@s y nos hemos llenado de espacios que día tras día le dan un significado a quienes somos.

Algunas veces, ésa formación que hemos recibido durante toda una vida ha sido nuestra mejor aliada: reconocemos cómo comportarnos ante determinadas situaciones y ello sin duda es una gran bondad que hemos adquirido. Pero la vida cambia, las circunstancias cambian, y si no sabemos adaptar nuestra personalidad a ésos cambios, ésta pasará de ser una aliada a ser nuestra peor enemiga.

Nada hay fuera de este mundo que no podamos vencer.

Debemos aprender a conocernos a nosotr@s mism@s

Pero cuando las limitaciones vienen de nosotr@s mism@s y no luchamos por derribarles, hay muy poco que podamos hacer. Debemos ser como el viento que se mueve libremente por cualquier parte, pero cuando necesita cambiar su recorrido, lo hace, cambia su forma con tal de seguir fluyendo…

No somos los mismos seres de ayer, por muy espectacular o contrariado que ello nos resulte. Todos los días tenemos la oportunidad de cambiar a mejor y sería algo tonto no aprovechar esa maravillosa oportunidad… La cuestión es entonces el cómo cambiamos: conociéndonos o desconociéndonos, porque a pesar de todo nosotr@s mism@s somos quienes más nos conocemos, no podemos permitir que nos hagan creer lo contrario, porque aunque tengamos una relación muy estrecha con otro ser, él no identifica la geografía de nuestro corazón tan bien como lo haces nosotr@s.

Preguntarnos por quiénes somos nosotr@s, debería ser una cita inaplazable por lo menos dos veces al año. Así podremos reconocer nuestros avances y mejorar aquello que no nos gusta de nosotr@s.

Tú sabes quién eres, eres un espíritu enamorado de la vida y del amor mismo, ¡síguete enamorando! Para que cada vez que te pregunten ¿quién eres? No te falten las palabras y te sobren las sonrisas.

Con amor elevado al infinito...
© Lluvia