jueves, febrero 02, 2012
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Hay muchas acciones negativas que pueden hacernos daño, que pueden entristecer nuestra mirada y llenar de desidia nuestro proceder. Somos seres que si bien son fuertes, también tenemos aquellos momentos en los cuales las agresiones que llegan a nuestra vida nos pueden causar graves lesiones en el corazón. Entonces, ¿cómo hacer para que estas contrariedades no causen mayores daños?
superar daño ocasionado, autoestima, reivindicarse, dejar de lastimar
Existen golpes en la vida que son inevitables...
Los golpes siempre nos ocasionarán dolor, unos más que otros, pero siempre nos sentiremos decepcionad@s al encontrarnos con situaciones en las que nos agreden. Unas veces, los daños pueden venir de personas a las cuales no conocemos y que sin tener en cuenta las dimensiones de sus acciones, se dedican a lanzarle piedras a sus congéneres. Ello puede que no nos importe tanto, puesto que son personas que sólo saben marchitar lo que tocan, son seres tóxicos, amargados, con mayores frustraciones que motivaciones.

Otras veces, esas agresiones vienen de seres que amamos, a los cuales les hemos brindado nuestra confianza y ello nos llena de mayores tristezas, puesto que no podemos entender que quien fue recibid@ con amor en nuestra alma nos golpee. Pero sin lugar a duda, la mayoría de las agresiones que nos llenan de oscuridades no vienen de fuera, sino de adentro de nosotr@s mism@s.

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¡Somos nosotr@s quienes tienen el poder de elegir!
Nosotr@s somos quienes determinan cuanto nos puede afectar una situación, nosotr@s somos quienes le dan potestad a otr@s para entrar en nuestro corazón,  nosotr@s somos quienes permiten que su camino se llene de agonías, nosotr@s somos quienes deciden lo que nos duele y lo que no… Por ello, debemos preguntarnos el por qué algo nos deprime, ¿qué es lo que le da tanta relevancia para que nos haga sentirnos herid@s?

Nuestros principios, creencias, valores y en general nuestra visión de vida, son las que nos proveen de un imaginario bajo el cual elegimos lo que nos ocasiona tristezas y lo que no: para una persona puede ser difícil algo, para otra no.


¡Podemos relativizar lo que nos lastima!
Hay hechos que siempre nos dolerán y para los cuales nunca estaremos preparad@s. Sin embargo, hay otro buen grupo de hechos a los cuales podemos combatirles, ¿Cómo? Flexibilizando nuestros esquemas mentales de manera tal que podamos conducir un hecho potencialmente doloroso a otro punto en donde ya no lo resulte tanto; es como si en lugar de arrojar una piedra por un empinado peñasco, le buscásemos la forma de que descendiera sin causar tantos estragos.

No se trata de que todo empiece a “darnos igual” sino de aprender a reconocer que hay acontecimientos que no merecen que nos desgastemos, sino que les busquemos una alternativa en la que nuestro bienestar no salga muy golpeado.

Debemos aprender de cada cosa que pasa por nuestras vidas, por algo estuvo allí… Pero ello no significa que debamos sufrir por todo, ¡Nosotr@s merecemos más! ¿Tú también lo crees?

Con amor elevado al infinito...
© Lluvia
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