¡Debemos asumir el reto de cambiar!

Los cambios son positivos si así les aceptamos.

Todo fluye, todo cambia en la vida… Si no fuese así, deberíamos asustarnos, pues entonces eso sólo significaría una cosa: que dejamos de existir así estemos viv@s. La naturaleza de la vida es el cambio, nada es como ayer y nada será como hoy. Debemos aprender a reconocer el cambio como uno de los insumos más importantes de nuestras vidas: él nos moldea, nos educa, nos mueve, nos hace ser mejores. 

No importa la dirección que elijamos, lo importantes es caminar pues si no, nos estaríamos estancando en una posición que no le hace bien a nadie y menos a nosotr@s mism@s. No podemos pretender comportarnos como cuando éramos niñ@s y muy poco era de nuestra responsabilidad, tampoco debemos ser adult@s precoces y menos, adolescentes trasnochados; porque esos son síntomas de que no hemos aprendido a manejar las etapas de nuestras vidas.

¡Afrontar los cambios es un excelente reto!

Hay una ejemplificación de este tipo de errores que lamentablemente es muy común y se encuentra en auge: las mujeres de 50 años que pretenden a esa edad verse y comportarse como una chiquilla de 20 años. Y con esto no quiero decir que esté mal que nos cuidemos y siempre queramos vernos guap@s, menos que no podamos sentirnos jóvenes a pesar de los años…

Cada etapa trae sus gajes y así estas mujeres quieran verse y sentirse muy jóvenes, ya no lo son, tienen nuevas experiencias de vida y ello las cambia aunque no quieran; los años hay que asumirlos con dignidad, no entrando en una inminente crisis, en el caso de estas mujeres, es eso lo que les sucede, por eso a veces nos parece que rayan con lo absurdo y lo ridículo: ellas no supieron afrontar los cambios.

Lo mismo sucede con nosotr@s cuando en lugar de asumir con amor y respeto las nuevas estrellas que hay en nuestro cielo, corremos en medio de un ataque nervioso que no nos lleva a ningún lugar. Nos resistimos al cambio, y entre tanto miedo, terminamos por perder y vernos absurd@s y un tanto rídicul@s. 

Debemos darnos la oportunidad de cambiar.

Debemos afrontar y abrazar los cambios en nuestras vidas, ellos no son sino la consecuencia de nuestras elecciones, de nuestras preferencias, de nuestros pensamientos, de nuestras acciones. Resistir el cambio es como buscar amarrarse de alguna parte en un terreno baldío con tal de que no nos arrastre el vendaval…

Queramos o no, cambiaremos: si seguimos denigrando de ello, no encontraremos nada especial, maravilloso ni productivo en el cambio; pero si aprendemos a asumir los nuevos retos que nos traen los cambios, lo más probable es que ese vendaval nos arrastre hasta un precioso paraíso.

Con amor elevado al infinito...
© Lluvia