El tiempo no perdona

¡Debemos aprovechar cada segundo de nuestras vidas!

Sólo tenemos un día para hacer lo que realmente queremos, ese día es hoy. Podemos vivir algo distraídos de lo que es verdaderamente importante en nuestras vidas, pero no podemos olvidar que más allá de las ocupaciones del día a día, debe existir un espacio para que aprendamos a construir el camino que siempre hemos anhelado. El tiempo no perdona, la oportunidad que perdemos hoy tal vez no la volvemos a recuperar...

Es común escuchar aquella frase que asevera que “el tiempo no perdona”: nos quieren decir que debemos asumir nuestras vidas con responsabilidad, sabiduría y rectitud para que no tengamos demasiados sinsabores más adelante. Pero si el tiempo no nos perdona, nosotr@s tampoco le perdonamos a él.

Este es un buen momento para iniciar.

¿Qué es eso de que nosotr@s no perdonamos al tiempo?

Nos la pasamos derrochando el único bien no renovable que tenemos: el tiempo. Nuestra salud, nuestras acciones, nuestros sentimientos, nuestras creencias, todo se encuentra basado en el tiempo y somos nosotr@s quienes se encargan de andarlo “matando”, como si eso lo pudiésemos hacer… No perdonamos a nuestro tiempo: lo condenamos a la monotonía, a la repetición, al sin valor, ¿no te parece algo absurdo?

Mañana, en un mes, en un año, hubiésemos deseado empezar hoy.

Vivimos muriendo lentamente y no precisamente porque tengamos una enfermedad física, sino porque tenemos algo peor: una enfermedad mental en estancias terminales. Cuando dejamos de arriesgarnos, de inquietarnos, de reflexionar, de correr, de movernos hacia lo imposible, de soñar, de amar, dejamos de vivir ineludiblemente; y peor aún, estamos muert@s en vida y todavía osamos creer que los zombies son ficción.

Tenemos esta oportunidad, no tenemos más.

¡Aprovechemos las oportunidades de la vida!

Debemos aprender a vivir en equilibrio y aceptar que el tiempo es escurridizo, por lo cual este ha de tener un mayor valor. Nosotr@s no “matamos” el tiempo; el tiempo nos “mata” que es diferente. Por eso, hemos de aprender a disfrutar de cada momento en el cual podemos respirar y contemplar las cosas más sencillas pero significativas: una buena compañía, un abrazo, una caricia del viento, una bonita palabra, una sonrisa, un cautivante atardecer…

El tiempo no nos perdona, no hagamos nosotr@s lo mismo con él. Nosotr@s condenaremos al tiempo a nuestro perdón, el cual nos recordará que cada instante en el que vivimos nos hace privilegiad@s. 

Con amor elevado al infinito...
© Lluvia 

Foto Créditos: Foto 2, Foto 3 y Foto 4