jueves, septiembre 27, 2012
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Decir “no”, está bien. Nosotr@s tenemos la responsabilidad de elegir y si lo que nos es propuesto rompe con lo que deseamos para nuestras vidas, lo más natural es que le rechacemos en lugar de someternos. El No es un ejercicio de soberanía sobre nosotr@s mism@s y lo que hacemos, hemos de aprender a pronunciarle cada vez que lo creamos conveniente.
¡No tenemos por qué decir si a todo!
“Quedar bien” es una misión imposible.
Hemos sido educad@s en la cultura del “quedar bien”, queremos “estar bien” con todo el mundo y por ello, en muchas oportunidades nos olvidamos de pronunciar un determinante y saludable “No”: pretendemos complacer a l@s demás, hecho que no siempre es posible y menos cuando este tipo de situaciones nos pueden llevar al borde de la frustración. Sin embargo, dejar de decir “no” no es sinónimo de “quedar bien”, alguien podría señalarte de “tont@ fácil de manejar”, así que, ¿para qué preocuparse por quedar bien?

El No y su mitología.
Las negativas las hemos mal interpretado y las hemos convertido casi que en una prohibición. Lo ideal desde esta perspectiva, sería aceptar todas las condiciones y demandas de un determinado grupo social para pertenecer satisfactoriamente a él. En términos prácticos, el mito entorno al ‘No’, se remite al miedo humano de perder algún tipo de reconocimiento o beneficio social.

Haz lo que tú deseas, no lo que otr@s desean.
¡No te digas “no” a ti mism@”!
Si le digo a mi jefe que no trabajo esas horas extras no remuneradas quizá me despedirá; si no le presto dinero a mi amig@ me retirará su amistad; si le digo a mi pareja que no estoy dispuest@ a hacer tal viaje lo más probable es que se enfadará; si no le ayudo a X persona tal vez deje de pensar que soy un buen ser humano… Conclusión: le dices que sí a tod@s y le das un rotundo no a lo que tú en realidad deseas hacer.

No devalúes tus decisiones.
Cabe una posibilidad de que no te tomes este asunto de una manera trascendental, pero lo siento mi amig@, si siempre dices “Sí” sin querer, ello ya debió hacerse una costumbre en ti y lastimosamente vives con la cabeza agachada asintiendo casi sin escuchar, eres sumis@ y lo más común es que te olvides de lo que quieres si otr@s te piden ir por un camino diferente. Las decisiones, por simples que parezcan, pueden marcar nuestras vidas, de ellas depende nuestra personalidad que se forma y reforma a cada instante, con cada acción. Si vas a decidir, que esto sea fruto de tu poder interior, de nada más.

¡Decir “no” no te hace una mala persona!
Saquémonos todos esos miedos de la cabeza: el “no” no es malo, lo malo es vivir repartiendo “Sis” sin razón alguna. Démosle un poco más de peso a lo que queremos de corazón y entreguemos un sí cuando este sea nuestro deseo, no una obligación autoimpuesta.

Con infinito amor...
© Lluvia 

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