Las discusiones son piedrecillas que nos hacen caer. |
Las peleas son muy comunes en nuestras vidas: la cotidianidad, un par de palabras que no nos agraden, un acto que nos choque, en fin… Hay muchas cosas que pueden crear en nuestras cabezas un coctel de sentimientos que termine por estallar de la manera menos adecuada, ¿cómo afrontaremos esa situación?
Es difícil mantener la calma…
Las discusiones no nos permiten vivir ttranquil@s. |
No hay excusas para alimentar el fuego de una discusión.
En una discusión nadie piensa: sólo queremos expulsar lo que sentimos de “cualquier manera” y nos olvidamos de que en frente tenemos a otro ser humano, con virtudes, sueños y defectos como nosotr@s. Tal vez si no olvidásemos esto, evitaríamos alimentar discusiones que no llevan a ninguna parte, que hacen daño y derramar muchas lágrimas.
Es mejor huir de una discusión que morir en ella. |
Lo cierto es que no importa si fuiste tú, Juanito, Pepita o Pedrito… ¡Hay una discusión! Y lo más probable es que no se hubiese agrandado si no hubieses decidido hacer parte de ella. Has de cuenta que discutir es como una invitación que tú has aceptado: lo que pase durante ella, es responsabilidad de todas las partes involucradas, no importa si empezaste tú o no.
¡Para discutir se necesitan dos!
Somos personas sensatas, sabemos que una discusión no lleva a ningún lugar, pero sí puede ocasionar muchas heridas en los seres que están cerca a nosotr@s. No importa quién empiece una discusión: quien la evita es quien en realidad gana, pues le ha restado un par de puntos a la rabia y le ha dado un lugar al amor, el respeto y la consideración.
No aceptes una invitación a discutir, recuerda que quien triunfa es quien piensa más y grita menos.
Con infinito amor...
© Lluvia
Foto Créditos: Foto 1
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