¡Si importa lo que piensen los demás!

Se hace cada vez más natural que creamos y pronunciemos continuamente esa frase que asevera que “no importa lo que piensen los demás”, ¿pero nos hemos detenido a reflexionar al respecto? ¿Será tan cierto que las opiniones de quienes nos rodean deben resbalarnos? Esto tiene muchos más matices.

No estamos sol@s en el planeta, hemos de convivir.

No somos islas, vivimos en compañía.
Nada errado hay en aseverar que los seres humanos somos sociables por excelencia: ¿qué es lo que esto involucra? Bueno, pues que a menos que nos enclaustremos o decidamos llevar una vida ermitaña, siempre hemos de estar rodead@s por otras personas, lo que no podemos negar ni borrar, sólo asumir y responsabilizarnos.

“¡No importa lo que piensen los demás!”
Esta es una tremenda expresión que nos puede convertir en seres inadaptados, que actúan por ego y se olvidan de quienes les rodean: no sólo excluimos los pensamientos de quienes poco nos agradan, sino también los de quienes nos aman, se preocupan por nosotr@s y piensan en nuestro bienestar, y lo cierto es, ¡no podemos convertir a todo el mundo en lo mismo y meterles en un saco!

Si aprendes a discernir, tendrás una vida plena.

Es cierto que no debemos escuchar todo lo que nos dicen.
Tenemos derecho a decidir, a construir nuestros caminos y lo más probable es que no a tod@s les caiga en gracia lo que hagamos; pero una cosa son los comentarios mal intencionados y otra muy diferente son las críticas constructivas, si aprendemos a discernir una cosa de la otra, quienes triunfarán seremos nosotr@s y no tendremos por qué usar frases tan peligrosamente totalizadoras.

¡Si importa lo que piensen los demás!
Vamos, salgamos de nuestras burbujas y reconozcamos que no todas las palabras, pensamientos y acciones, tienen la intención de herir. Si nos cerramos a escuchar los pensamientos de otr@s, estaremos cerrando nuestra vida a lo que nuestro ego quiera dejarnos ver; lo importante es que reconozcamos las observaciones constructivas de aquellas que sólo tienen la función de denigrar.

Abrir los oídos es una buena idea.
Deberíamos inaugurar nuevamente nuestros oídos, pero de una manera libre de tantos vicios adquiridos; escuchar es un gran inicio, saber que tu convivencia con quienes te rodean depende en gran medida de tu capacidad de escucha, es una valiosa conclusión.

Con toneladas de amor...
© Lluvia