martes, noviembre 01, 2011
2
Hemos construido nuestro mundo a base de las cosas que amamos, ¿y por qué no decirlo? También a costa de todas aquellas que detestamos. Buscamos lo mejor para nosotr@s, pero a veces, en una especie de “masoquismo compulsivo”, nos enfocamos más en las cosas que no nos agradan que en aquellas que pintan una sonrisa en nuestros labios. 
Cambiemos nuestra tristeza por la alegría de escuchar nuestra alma
¿Qué odias en la vida? Es un interrogante fácil de responder. Si lo piensas por un momento, la mayoría de nosotr@s odiamos lo mismo, pero… ¿Qué es lo que en realidad te apasiona? A pesar de que en esta última, la gama de respuestas es más amplia y variada, no logramos encontrar el sentir de nuestro propio corazón… ¿Sabes por qué? Porque la mayoría del tiempo nos la pasamos volando a través de tonterías que no nos regalan felicidad como nos lo merecemos.

¿Por qué no te conoces a ti mism@? ¿Qué es lo que haces para vivir en completa ignorancia? Si ya sabes cómo hacerte daño, entonces ya reconoces como procurarte el bien. Ello es tan simple como decir: si soy diabétic@, me ahorraré el azúcar de mi próximo café. El problema es que nosotr@s tenemos umbrales muy grandes de conformismo, como quien dice que nos hemos acostumbrado a vivir con todos los males juntos y sólo actuamos para sanarles cuando una situación extrema nos opaca.

conocerse, encontrarse, no conformarse, autoconocimiento
Dejemos el facilismo y aprendamos a seguir nuestro corazón
En la mañana, mi hermana me hacia recordar un episodio muy presente en mi vida. Cuando era niña, debido a algunos quebrantos de salud, debía tomar a diario unas cápsulas (pastillas ovaladas) azules con blanco. Era tanta la presión para que yo tomara dicho medicamento, que mi garganta terminó por cerrarse y no aceptar ningún elemento de ese tipo, razón por la cual, la única forma de tomar las famosas cápsulas azules con blanco, era masticándolas y rezando para que su desagradable sabor no me obligara a expulsarles. Con el paso de los años, ello se me convirtió en costumbre: masticar el horrible sabor de las pastillas para no tener que deslizarlas por la garganta. Incluso, envolviéndolas entre chocolates, ¿pero a quien engañaba? A mí misma, porque siempre he preferido el camino sencillo de masticar en lugar de aprender a tragar.

conocerse, encontrarse, no conformarse, autoconocimiento
Aprende a abrazar los amores de tu corazón
Así mismo nos pasa con la vida: nos acostumbramos a masticar y camuflar lo tristemente horripilante con el fin de no superar nuestros miedos, en lugar de aprender a tragar y llenarnos de lo que amamos. Vivimos de lo que dicen l@s demás, pero ¿es que no cuenta lo que nosotr@s pensamos y sentimos? ¿Por qué debemos vivir de las ideas de otr@s? ¿Por qué no nos arriesgamos a vivir de nuestros sueños?

Lo que nos hace felices es lo que nuestro corazón desea, así nos hagamos l@s gring@s en esta asignatura. Conociéndonos a nosotr@s mism@s es que haremos el cambio y llenaremos nuestras vidas de corazoncitos rebosantes de amor que cambiarán nuestro mundo en medio de las más preciosas auroras en las que siempre querremos ser nosotr@s mism@s.

Con el alma llena de amor...
© Lluvia 
conocerse, encontrarse, no conformarse, autoconocimiento

2 comentarios:

  1. También me acuerdo que envolvíamos las pastillas en plátano maduro jeje
    Besitos peludos, te quiero!

    ResponderEliminar
  2. jajaja mi querida anónima! Pero el éxito no era tanto con el plátano maduro, eran mil veces mejores las chocolatinas Jet.

    Que una tormenta de amor caiga sobre ti. Besos.

    Con todo mi amor,
    Lluvia

    ResponderEliminar