jueves, diciembre 15, 2011
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defenderse del mundo, cuidar del amor, paz
¡El miedo no debe ni puede ganarle al amor!
Tod@s queremos ser amad@s. Deseamos encontrar seres que aprecien las maravillas que hay en nosotr@s y sepan valorarles. Sin embargo, solemos defendernos del mundo porque sí y porque no, porque dijo y porque no dijo, porque hizo y porque no hizo.

Lamentablemente somos especialistas en buscarles el “pero” a las personas que nos rodean. Nos dejamos envolver entre cortinas que nos oscurecen el alma y nos predisponen los pensamientos para vivir en constante defensa.

Hace unos días, alguien me compartía un artículo que finalizaba con una frase que aseveraba que jamás podría amar a alguien del cual sintiera que debía defenderse. A lo cual respondí volteando el esquema: jamás podrás amar a alguien si te sigues defendiendo.

La mayoría del tiempo vivimos en combate: no esperamos recibir nada bueno, sólo golpes, mentiras y desdeños, por eso no obtenemos algo diferente. Vivir en actitud de defensa no sólo implica que estemos angustiad@s esperando recibir agresiones. También implica que vivamos “armad@s” hasta los dientes, dispuest@s a responder a cualquier provocación por mínima que sea. Lo que demostramos con este tipo de actitudes frente a la vida es puro y físico miedo: miedo a que nos decepcionen, miedo a que todo salga mal, miedo a que hieran nuestros sentimientos, miedo a que nos vulneren, miedo, miedo y más miedo…

Si tú te predispones para con el mundo, el mundo se predispondrá contigo y de esa mezcla de prejuicios no habrá nada qué rescatar… ¡Deja en el suelo las armas! ¡No estamos en una guerra! ¿Acaso deseas formar una? No podemos amar a nadie si vivimos concentrad@s en la hostilidad, si convertimos nuestro proceder en una especie de “mira” en la cual volvemos blanco de nuestras inseguridades al o la primera “parroquiana” que se nos pase por el frente.
defenderse del mundo, cuidar del amor, paz
Es bello sentir que puedes "abandonarte" en el corazón de otr@

Y ni qué decir de aquellos infructíferos ataques de orgullo que terminan por agrandar los problemas: no somos capaces de reconocer las cosas en sus justas dimensiones y en lugar de ello, nos vanagloriamos con nuestro ego diciendo que “tod@s están contra nosotr@s”, ¿no será más bien al contrario?

No sé qué tipo de placer puede encontrarse en destruir… Hay personas que se sienten muy orgullosas de ser las más violentas, las más “bravas”, las más “intocables”… ¿Por qué no sacan ésa energía en algo productivo? Hay que amar, porque las defensas no son necesarias cuando entregas tu vulnerabilidad en las manos de quienes te valoran. No hay nada más bonito que mirar a otra persona y sentir que simplemente puedes ser tú mism@, sin temor a lo que venga después…

Con inmenso amor...
© Lluvia 
defenderse del mundo, cuidar del amor, paz

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