"¡Deja de hablar por hablar"!

Debemos aprender a cultivar las bondades que como seres humanos llevamos en el corazón. Es cierto que debemos aprender a escuchar, pero también debemos aprender a hablar con asertividad con el fin de que nuestras palabras no resulten impertinentes u ofensivas; una buena relación necesita que expresemos lo que pensamos, pero no debemos hacerlo de cualquier manera.

No debemos hablar de "cualquier manera".

Si te cuesta mucho trabajo no soltar tus palabras cada vez que llegan a tu mente, lo más probable es que tengas una personalidad un poco impulsiva y espontánea, lo cual no es malo, pero si trae muchos problemas cuando no eres capaz de discernir entre lo que es adecuado en un determinado momento y lo que no. Una consecuencia de este tipo de personalidad se evidencia en la "no escucha": cuando te la pasas hablando te olvidas de que quienes te rodean también merecen tu atención y escucha.

En nuestras palabras debe existir respeto.

"La diplomacia ante todo".
Muchas personas creen que con diplomacia nos referimos a las relaciones que se entretejen entre naciones. Pero la diplomacia la podemos traer a nuestras vidas como una serie de pautas y reglas de carácter comprensivo, que nos ayudan a moderarnos cuando lo más probable es que nos vayamos a pique con un mal comentario. A continuación, te doy un par de consejos para que seas un poco más diplomátic@ a la hora de hablar y puedas salir de más de un apuro:


*Repite en tu mente las palabras que escuchas. Uno de los mayores problemas en estos casos, es que sueltas las palabras "porque sí", por eso repetir las palabras que escuchas en tu mente puede ayudarte a retrasar y calmar un poco las ansias de hablar. 

*No interrumpas, no interfieras, "¡no metas la cucharada!". Espera a que tus interlocutur@s terminen su exposición, si te metes en medio de sus palabras terminarás por enredar la conversación y mal interpretar lo que se dice.

Hay un par de palabras que podemos guardarnos.

*Si te cuesta mantener la atención, concéntrate en los gestos y expresiones de quien está dialogando contigo. Si miras la forma en la que emplea su cuerpo y su rostro, podrás reconocer de una manera más precisa lo que desea comunicarte. 

*Escucha programas de radio. Es una excelente terapia: al estimular únicamente el sentido del oído, deberás poner toda tu atención a la radio para no perder detalle, ¡Y nada de hablar! Pues la radio no te escucha ni te responde. 

*Repítete a ti mism@ que puedes ser un poco prudente. Si tú mism@ no te das ánimos, y si te repites que no serás capaz de lograrlo, tendrás una dificultad más... ¡Apóyate en este proceso! ¡Motívate! Tú puedes cambiar si así lo crees.

Es mejor guardarnos un par de palabras.
No se trata de ser calculador@s, se trata de ser un poco prudentes y dar espacio a la comunicación, para evitar en la medida de lo posible, equivocaciones que terminen por dañar nuestra relación con quienes nos rodean.

¡Nada es imposible si de verdad lo queremos!
Empecemos a cerrar un poquito la boca, no lo lograremos de un día para otro, pero de seguro si permites que la semilla germine, pronto verás los frutos de tus esfuerzos y controlarás tus impulsos a la hora de hablar.

Con infinito amor...
© Lluvia