¿Por qué se da una explicación?
Las explicaciones son necesarias, las mentiras no. |
Las explicaciones son muy importantes.
No debemos desestimar su valor, pues por medio de ellas y si nos damos la oportunidad de escuchar, nos enteraremos de las razones de l@s demás; incluso, si lo analizamos más de fondo, podemos develar algunos pensamientos y emociones del ser que tenemos en frente.
Pero cuando las explicaciones son excesivas...
Así queramos mentir, por los poros saldrá la verdad. |
Los sentimientos no se ocultan, brotan.
¿Recuerdas la etapa del colegio cuando tu maestr@ te pedía que explicases la tarea? Cuando habías estudiado podías dar cuenta perfectamente de ello y eras exact@, tal vez añadías una idea más para mejorar tu calificación; pero cuando no habías estudiado y querías ocultarlo, divagabas, eras insegur@ y hasta dejabas escapar movimientos involuntarios y balbuceos. Lo mismo pasa en la vida cotidiana: cuando enfrentamos, tenemos confianza; cuando evadimos, titubeamos.
Las explicaciones pueden develar una mentira.
Cuando aseguramos verdadero algo que no es cierto, nuestro cuerpo lo contradice y nuestro corazón también así nosotr@s no lo notemos. Ello se evidencia cuando alargamos las explicaciones: no vamos al punto sino que nos entretenemos por las ramas; sentimos la necesidad de hablar y hablar, pues creemos que ayudará a darle veracidad a nuestras palabras; vacilamos, dejamos escapar muletillas como "ehhh", sudamos, movemos nuestras extremidades sin control, en fin...
Si las intenciones son limpias, las acciones también han de serlo. |
Las explicaciones no son malas, las intenciones pueden serlo.
No debemos usar algo que en su génesis fue bueno para ocultar, justificar, omitir o acentuar nuestros actos, ¡debemos asumir nuestras responsabilidades! Cuando tus explicaciones son sinceras, así serán sentidas; cuando tus explicaciones son engaños, así serán repudiadas.
Con infinito amor...
© Lluvia
0 comentarios:
Publicar un comentario