No hay cambio sincero cuando se busca convencer. |
Es una frase común de escuchar en fases de conquista, cuando las expectativas de una de las partes no encuentran lugar (es típico en personas con características opuestas, fieles-infieles, trabajadoras-haraganas); y en fases de ruptura, en donde el temor a la pérdida, hace que se reaccione prometiendo cambiar aquella dificultad que tanto daño ocasionó (indiferencia, mal genio, irrespeto, infidelidad, ¡hasta maltrato!).
Hay promesas que nacen rotas.
“Por ti, ¡soy capaz de cambiar!” no es más que un mito, una promesa rota, un desesperado intento por no perder a aquel ser especial, pero nada de realidad tiene, ¿por qué? Analicemos un poco.
Si se cambia por alguien, ¿el cambio es sincero? |
Miremos un poco más allá…
No quiero decir con esto que no se den cambios en este tipo de situaciones, existen, pero son una minoría que puedes contar con medio dedo de tu mano. Por eso es menester, siempre analizar las circunstancias en las que escuchamos estas palabras, es decir, ir un poco más allá: ¿hay alguna dificultad? ¿Nos hemos distanciado de la persona que promete cambiar? ¿Se piensa en un cambio sincero a largo plazo o las soluciones son inmediatistas? ¿Qué se pretende con ese cambio? ¿Se ha repetido la situación en el pasado?
El cambio tiene valor si nace del corazón, no de los miedos. |
“Yo cambio por ti”, en innumerables casos es la perfecta excusa para no aprender a perder. Cuando las personas dan un giro de la noche a la mañana, ¡ten cuidado! Tal vez sólo finjan, te engañen y se engañen a sí mismas con el afán de restituir lo que ya se considera perdido. Un día tiene 24 horas, no 30 minutos.
¡Nadie cambia por ti!
No permitas el engaño, no toleres el egoísmo. Pedirle a alguien que cambie por ti es tan increíble como creer que en realidad lo va a hacer. El cambio es una iniciativa personal, no una petición ni una auto petición. No te digas ni escuches más mentiras, ¡nadie cambia por ti!
Con infinito amor...
© Lluvia
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