miércoles, junio 19, 2013
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Las relaciones de pareja pueden ser saludables. Somos quienes toman la determinación entre crear un lazo sólido de respeto, sinceridad y responsabilidad, o amargarse con cada cosa que la pareja hace o deja de hacer. Actuar con sinceridad y madurez, es el primer cambio para una vida de pareja fuerte y plena.
No hay razón para estar mal, cuando podemos estar bien.
No creas, no imagines, no quieras que tu pareja adivine.
No imagines nada de lo que pueda pasar, “el yo pensé” o “yo me imaginé”, no sirven para que nos entiendan. Y tampoco actitudes como el “¿Qué te pasa? -Nada”. Si no pasara nada, la relación no estaría tensa… Con este tipo de posiciones no solucionamos absolutamente nada, lo único que hacemos es formar pataleta. Si necesitamos tiempo, pidámoslo, pero aprendamos a reconocer nuestros sentimientos en pareja.

¡No ignoremos lo que sucede!
Tenemos la fractura hoy, pero la padecemos mañana. Solemos dejar temas entre abiertos con nuestros compañeros o compañeras de vida: tal vez por rabia –y no salir con una barbaridad-, por miedo -¿qué tal que se enoje por esto?-, o por no tener ganas de ahondar en una dificultad –la verdad ya me da lo mismo-, terminamos por enredar un poco más nuestros asuntos… No hagamos como si nada pasare, cuando hay problemas en la pareja, ¡afrontémoslos!

¡Somos quienes construyen la confianza!
¡Habla de los problemas!
Si piensas algo, dilo; si sientes algo, dilo; si te perturba algo, dilo¿Es tan difícil para ti hablarle desde el corazón a tu pareja? Es simple, tomas una actitud concienzuda y madura de la necesidad de resolver un problema, y luego hablas al respecto en los mejores términos, sin egoísmos o locas ganas de “tener la razón”, sólo con sinceridad y respeto para expresar lo que sientes.

¡Promete amor y verdad!
¡Haz una nueva promesa con tu pareja! Prométanse el un@ al otr@, que antes de creer o reaccionar ante un determinado asunto, van a hablar acerca de ello. Es una acción de gran simpleza, que si en realidad cumplen, mejorará en niveles insospechados la comunicación y confianza que como pareja se tienen.
¡Podemos evitar que se profundicen los problemas de pareja!

¡Ya no eres solamente tú! No te imagines cosas, mejor hablas y te das cuenta si son ciertas o no. Antes de juzgar, escucha. Antes de discutir, piensa; porque cuando decidiste asumir tu relación de pareja, los pronombres cambiaron: ya no se trata de un “yo”, sino de un “nosotr@s”. Vale la pena que hablemos, y no nos aislemos tras lo que creemos.

Con toneladas de amor...
© Lluvia 
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