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| El mundo no es plano, no queramos aplanarlo... |
Para nadie es un secreto que hemos pasado de una concepción binaria, es decir hombre y mujer; a una múltiple y heterogénea forma de concebir las relaciones amorosas, no sólo entre sexos opuestos, también entre personas del mismo sexo. Lo que no es malo, simplemente es algo que después de milenios, aceptamos socialmente.
¿Qué hay de extremadamente perverso en ello?
¿Qué es lo que debe sancionarse tanto en una relación de pareja homosexual? Tal vez que alguien se atreva a salirse de las 'reglas sociales' asuste, pero no es razón para que ello sea tachado de ‘'enfermedad'’ u otro tipo de planteamientos nocivos, que más que dar un camino a una convivencia pacífica, construyen abismos, sesgos y violencias.
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| ¡El amor es amor y punto! |
Somos algo 'doble cara' con respecto al amor: este va más allá del cuerpo, de los estigmas, de las diferencias, es muy superior a lo que físicamente podemos notar, decimos... Pero cuando hablamos del amor entre parejas del mismo sexo, ahí sí se nos olvida nuestro discurso romántico y empezamos a replantear nuestro mismo concepto sobre el amor, ¿Por qué?
¡Quitémonos tantos velos!
¿Crees que es plausible que tú denigres de algo o de alguien simplemente porque es diferente a ti? Así como tú has tomado tus elecciones -u otr@s las han tomado por ti-, permite que l@s demás también elijan; respeta las decisiones de otr@s, así como esperas que las tuyas sean respetadas.
¡El amor no tiene sexo!
Y así pueda dolerle al moralismo ortodoxo, cuando de amor se trata, no hay estigmas sociales que se impongan; sólo la ley del respeto, la igualdad y el entendimiento. El amor es libre, ¡no tiene sexo! Comprendamos más y juzguemos menos.
Con toneladas de amor...
© Lluvia
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