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| ¡Podemos ser el reflejo de un buen corazón! |
Este mundo de por sí ya tiene sus dificultades, como para que tú elijas ser una más, no sólo para ti, sino para quienes te rodean. Cada momento y cada lugar son elecciones, en las que elegimos el cómo acercarnos a todo cuanto sucede: de una manera negativa, o de una manera que sana y alivia.
Las emociones humanas son como una avalancha.
Si hay un ambiente tenso, lo más probable es que quienes participen de el compartan esa tensión. Lo mismo acontece con todas aquellas emociones que nos hacen bien. Pero si en un ambiente se respira amor y alegría, también quienes participan de el pueden contagiarse de esos sentimientos positivos. Todo comienza por una pizca de tierra, que puede ayudar a construir un castillo, o a derrumbar todo un pueblo.
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| El cambio tiene la altura de nuestras acciones. |
No hay que fingir sonrisas o lágrimas, sólo actuar con sinceridad y respeto en cada situación; porque esto de sembrar amor no es cuestión de regalar sonrisas, abrazos y palabras adornadas, ¡se necesita de más! Se necesita de ser sensibles a lo que sucede a nuestro alrededor y actuar con pertinencia, pues bien es sabido que la bondad, sin fuerza para sostenerse, no sirve: ¿para qué quieres un par de alas si le temes a la idea de volar?
¡Tú puedes mejorar todo a tú alrededor!
Son muy valoradas las personas que pueden dar esperanza, las que eligen apoyar en lugar de dar de la espalda; pero sobre todo, quienes en lugar de recriminaciones, tienen un hombro que prestan sin temor. No seas la gota que rebose el vaso, procura más bien, ser el fuego que encienda el respeto, el amor, la comprensión y la alegría en l@s demás.
Con toneladas de amor...
© Lluvia
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